miércoles, 16 de julio de 2008

Manifiesto por la Lengua Común

Nací fuera de Cataluña y, a pesar de que llevo muchos años en esta tierra, me sigo expresando en castellano. Realmente, apenas si hablo catalán. Pero, a pesar de estos antecedentes personales, me sentí profundamente molesta por la publicación del "Manifiesto por la Lengua Común". No tanto por la publicación en sí, cada uno puede pensar lo que le dé la gana, sino por la adhesión de personas supuestamente cultas y bien informadas:

FUENTE: El Mundo
"Desde que el pasado 23 de junio Fernando Savater y un grupo de intelectuales presentaran el manifiesto para defender que "los ciudadanos son quienes tienen derechos lingüísticos y no los territorios ni mucho menos las lenguas", las adhesiones llegan ininterrumpidamente por fax, correo postal e internet desde España, pero también desde Suramérica y otras partes del mundo.
A la campaña, que lleva en marcha unas semanas, se han sumado destacadas figuras de la cultura, como el escritor Miguel Delibes, el tenor Plácido Domingo, la académica de la RAE Ana María Matute o el torero Cayetano Rivera Ordóñez. El manifiesto también ha cosechado numerosos respaldos desde el mundo de la ciencia (prestigiosos investigadores como Carlos Simón, Cesar Nombela o Rubén Moreno), la empresa (como Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, y Gonzalo Pascual, presidente de Marsans, o el deporte.

El manifiesto en sí (MANIFIESTO) es discutible en su argumentación, pero cuando menos explica claramente en qué supuestos se basa ("Son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüisticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas") y, por lo tanto, se puede disentir de forma razonada. El problema, como casi siempre, es la gente que utiliza el manifiesto como arma arrojadiza sin habérselo leído. Se han dicho cosas estos días, usando como supuesta base este documento, que son totalmente falsas. Y me duele especialmente que intelectuales sudamericanos de prestigio se hayan unido a esta vorágine. Se ha dicho por ejemplo, por activa y por pasiva, que el conocimiento del castellano está en peligro en Cataluña (lo que no está en el documento). Es como decir que el uso del castellano en Perú está amenazado por el uso creciente del quechúa. Cualquiera que haya visitado Cataluña podrá observar que nada más lejos de la realidad. El castellano goza de una salud envidiable. Y es que esto es una de las cosas que siempre me ha sorprendido: ¿por qué esta animadversión al catalán? No suele haber quejas contra el gallego, por ejemplo.

Lo quiero dejar aquí, pero reabriré este tema en otra entrada. Una cosa es que el castellano no peligre y otra que esté de acuerdo con toda la política linguística de la Generalitat de Catalunya.

Se hunde la economía del país?

Las noticias no dejan lugar a dudas, la época de crecimiento desbocado toca a su fin. Pero, pese a quien pese, no lo siento excesivamente. Lo triste es que en estas cosas, como en la mayoría, pagan justos por pecadores. Padres de familia sin empleo, jóvenes con el futuro incierto,... Si los sueldos en este país ya eran bajos, lo serán todavía más. Y nosotros, investigadores 'jóvenes' de pasado convulso, tendremos un futuro... ; no, no creo que tengamos ningún futuro. Aunque el gobierno acabe de decir que quiere potenciar la ciencia y aumentar el número de jóvenes que quieran dedicarse a investigar (se ve que las nuevas generaciones vienen aprendidas y prefieren picar piedra), cuando el dinero no sobra, y está claro que ni sobra ni sobrará en unos cuantos años, lo primero que se recorta es el gasto en ciencia. Total, nadie lo va a notar...

Pero, volviendo al asunto de esta disquicisión, a pesar de que la crisis nos va a pasar por encima (como una apisonadora) prefiero que acabe por fin esta etapa de crecimiento alocado y sobre todo vacío completamente de contenido. Todo indica que ha sido un crecimiento ficticio y que no va a dejar mucha huella en la estructura productiva del país. Las únicas empresas que parece que han crecido son las que eran monopolios estatales (Telefónica, Repsol,...) y los bancos. Y los bancos no sé si van a salir ilesos de la crisis. Pero, estas empresas grandes sólo ofrecen servicios con poco valor añadido. Teléfonica intentará forrarse con el teléfono de Apple y Repsol no sé, quizás pueda sacar tajada de la subida del petróleo...

Es decir, han sido unos años de economía desbordante y ¿qué hemos hecho?: ¿Crear escuelas y universidades para que nuestros jóvenes puedan crear empresas punteras?, ¿Dar créditos de riesgo a nuevas empresas biotecnológicas?,... No, se han dado créditos (no parecían de riesgo) para construir casas que ya no necesitamos o que los que realmente las necesitan no pueden comprar. Conclusión, hemos actuado como nuevos ricos (lo que éramos en realidad): necios y despilfarradores.

A pesar de todo, soy moderadamente optimista. Este país hoy no tiene nada que ver con aquél que me vió nacer. Y, en general, creo que es mucho mejor. Es un país abierto, dinámico, respetuoso con otras formas de vivir (recordemos que hace no demasiados años todos los que íbamos en el metro éramos iguales: bajitos, blancurrios, mal lavados, grises),... Sólo tengo una espina clavada en lo más hondo: la EDUCACIÓN. Por favor, que alguien lo remedie. Si no solucionamos la enseñanza (y que no me digan que va bien) esto no prosperará (si no es con otro burbujazo).