miércoles, 20 de junio de 2007

¿Qué pasa en el CNIC?

Primero fue la salida de Salvador Moncada de la dirección del centro (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares). Ahora, sale Bernardo Nadal (Director Científico y hombre de confianza del actual Presidente del Comité Científico Asesor del CNIC, el conocido Valentín Fuster). La etapa de Bernardo Nadal se ha caracterizado por la eliminación de las líneas de investigación que promovió en su día Salvador Moncada. En este proceso han sido expulsados del CNIC varios científicos de reconocido prestigio como Santiago Lamas y Lisardo Boscá.

¿Qué ocurre con este centro, una de las joyas de la corona del Ministerio de Sanidad? Valentín Fuster no se incorporará de lleno al Centro hasta que cumpla los 65 años. La pregunta que uno se hace es si un centro de investigación de estas características podrá mantenerse varios años con una dirección transoceánica...

El Parlamento español apoya la exportación de genéricos a los países pobres

Este tema ya lo traté en el primer post de este Blog (domingo 6 de mayo de 2007: Brasil suspende la patente de un medicamento de Merck Sharp & Dhome contra el SIDA), pero una resolución del Parlamento Español ha vuelto a poner este asunto en portada. EL Parlamento, en una proposición no de Ley, "insta al Gobierno a dar su apoyo a los países pobres para que puedan aplicar las excepciones que se contemplan en los acuerdos de Propiedad Intelectual de la Organización Mundial de Comercio (OMC) ratificados en 2001 en Doha". Según estos acuerdos, se reconoce la posibilidad de que los gobiernos puedan contradecir las reglas de propiedad intelectual en casos de gravedad extrema.

Es decir, el Parlamento de nuestro país pide al gobierno que apoye la cesión gratuita de las patentes a los países en vías de desarrollo. Al mismo tiempo, el gobierno lleva tiempo intentando que Farmaindustria invierta 300 millones de euros en la investigación de enfermedades raras en España. Esto podría ser parecido a que un país, después de nacionalizar los pozos petrolíferos de algunas compañías extranjeras, pidiera a las restantes que hicieran fuertes inversiones en sus pozos.

No deja de ser curioso que un país como el nuestro, que no es capaz de desarrollar prácticamente ningún medicamento nuevo, aleccione a los países competitivos en I+D para que sean generosos con los países pobres. Sería quizás mucho más razonable que nuestro Parlamento promoviese la creación de hospitales en los países en vías de desarrollo, dada nuestra excelente relación con la industria del ladrillo, en vez de opinar sobre lo que son capaces de producir en otros países.

No niego que la epidemia del SIDA en los países en desarrollo esté alcanzando niveles alarmantes y que los países ricos tendrían (tendríamos) que hacer algo. Pero, no entiendo por qué se supone que son un determinado grupo de inversores (los que invierten en empresas de I+D farmacéutico), y no toda la sociedad, los que tienen que hacer un esfuerzo económico. Se supone (no sé en base a qué) que "estas industrias tienen que velar por la salud del planeta y no por sus intereses". Al fin y al cabo, "llevan enriqueciéndose a costa de nuestra salud durante años". Como si el panadero de la esquina no estuviera viviendo a costa del "hambre" en el barrio.

Por favor, hablemos claro. Somos ricos porque extraemos las riquezas de los países pobres a precio de saldo y les vendemos televisores a buen precio. Si pensamos que los pobres deben seguir siendo pobres, pero sin morirse de SIDA, hagamos hospitales, comprémosles medicinas para el SIDA (si compramos muchas nos harán un buen precio), enviémosles médicos,... Pero no echemos la culpa de que África se muera de SIDA a un determinado grupo de personas, ESTO NOS CONCIERNE A TODOS.

De paso, promovamos la investigación de nuevos fármacos para otras enfermedades de las que sólo se mueren los pobres: malaria, mal de Chagas, tuberculosis...

La Ley del Cine

Cuotas, cuotas,... No creo que sea ese el camino. Obligar a las salas de cine a proyectar películas que la gente no quiere ver no parece muy razonable. Quizás sea mejor que el cine español se adapte a lo que interesa al público. En mi opinión, el Ministerio de Cultura, en vez de promover que las salas de cine estén vacías durante unos días al mes, podía ocuparse de que la televisión pública tuviera unos niveles de calidad aceptables. Al fin y al cabo, la televisión pública sí que la pagamos todos.